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Desde diferentes abordajes, el problema de la opacidad en materia tributaria y financiera presenta cada vez con más fuerza, la idea de reforzar el carácter regulador y fiscalizador de las administraciones tributarias en materia de fiscalidad internacional en todos los países de la región. Esto significa profundizar de manera urgente los avances en materia de incorporación de personal técnicamente capacitado y tecnología de última generación para analizar rápidamente la información de grandes contribuyentes. La opacidad en materia tributaria y financiera es un problema para los países y la principal herramienta con la que quienes evaden y eluden impuestos cuentan.


En nuestra región, América Latina y El Caribe, los sistemas tributarios asumen diferentes características negativas que pueden sintetizarse en: A) Una baja presión tributaria. El promedio para ALC según la OCDE es 23.1% contra un 34.3% de los países europeos; B) Nuestros sistemas tributarios son altamente regresivos, esto significa que la mayor parte de la recaudación se explica por impuestos al consumo y no por impuestos a la renta. Es decir que proporcionalmente pagan más impuestos los que menos tienen. El 49,8% de los ingresos tributarios en la región corresponden a impuestos al consumo, mientras que en los países OCDE ese porcentaje representa el 32,3%. Por otro lado los ingresos por impuestos a la renta de personas físicas representan para la OCDE el 24% de los ingresos tributarios mientras que en ALC alcanza solo el 9,8%, según datos de CEPAL.


A estos problemas se suman diferentes mecanismos que perpetúan la injustica de los sistemas tributarios y profundizan la falta de recursos económicos para atender profusas demandas sociales históricamente relegadas. La planificación tributaria agresiva es uno de esos mecanismos. Esto incluye desde la utilización de vacíos legales en la normativa impositiva, tratados, acuerdos, etc. hasta maniobras de elusión y evasión fiscal de personas y empresas para reducir su parte de impuestos mediante la utilización de guaridas fiscales, empresas fantasmas en jurisdicciones offshore, etc. El elevado gasto tributario, esto incluye incentivos a empresas o sectores privilegiados en muchos casos que se benefician de los recursos que los Estados dejan de percibir.


Se calcula que esto representa el 5% del PBI regional, casi el mismo porcentaje que se invierte anualmente en educación en toda la región. Y por último la amplia resistencia de las élites a aceptar reformas tributarias progresivas apelando a maniobras que incluyen, entre otras alternativas, la dilación vía judicial.


Las políticas de transparencia en materia fiscal y financiera deben ser una política de Estado de manera permanente y con el apoyo de todos los sectores sociales. Combatir la opacidad es también cuidar los recursos públicos. A los mecanismos implementados y en proceso de implementación en la región como los reportes de empresas país por país, los intercambios automáticos de información en materia fiscal, los registros públicos de beneficiarios finales, tenemos que adicionar la posibilidad de ampliar espacios para gravar con impuestos: Renta extraordinaria, economía digital, grandes fortunas, herencia y revaluó fiscal de grandes extensiones de tierra. No es posible que América Latina y El Caribe presente pérdidas anuales por elusión fiscal, USD 500 mil millones de dólares por año (según TJN), por evasión fiscal 320 mil millones de dólares por año (según CEPAL), por incentivos tributarios cerca del 5% PBI regional y por no aplicar impuesto a las grandes riquezas, USD 26 mil millones por año (Según Latindadd Fundación SES-Red de Justicia Fiscal ALC).


Esos territorios de ultramar dominados en gran parte por EEUU y la City de Londres protegen el dinero del comercio fraudulento entre empresas que representan el 65% del dinero ilícito que da vueltas al mundo, el 35% corresponde a actividades ilegales, como el tráfico de drogas, y el 5% responde a ilícitos de corrupción política. La pregunta es: ¿Somos capaces de poner límites al capital financiero y al fraude tributario y plantear salidas alternativas a la crisis que nos dejó la pandemia y en muchos países la deuda? Bregamos por un cambio en las reglas fiscales, pugnamos por un sistema tributario progresivo, un sistema tributario estratégico que sirva a un desarrollo con inclusión social en toda América Latina y El Caribe.

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